Fue la primera vedette que brilló en el carnaval uruguayo y en la porteña calle Corrientes. En su pueblo tacuaremboense de Paso del Novillo se llamaba Fermina, pero con el tiempo adoptó el nombre de Martha, desde entonces unido a su vocación artística.
Debutó en 1949 en la comparsa Añoranzas Negras. Esa primera vez fue contada por el escritor y periodista Nelson Laco Domínguez, en una crónica de El País. “Para dar una idea del impacto que causó, solo basta con mencionar que la figura de la vedette la creó ella. Antes de Gularte, había bailarinas, pero no vedettes”. Desde ese año y hasta el último carnaval de su vida, jamás faltó a un desfile oficial, ni a una Llamada.
Su autobiografía fue de los libros más vendidos de 1999, por el irresistible atractivo de su título: Martha Gularte. También escribió poemas y hasta tuvo tiempo para ser actriz de cine, en la película uruguaya En la puta vida, de Beatriz Flores Silva.
Ella reivindicaba sus raíces africanas con orgullo y también con cierto dolor. Mirando a su entorno, fue capaz de preguntar: "¿Por qué tiraron abajo los conventillos? ¿Acaso no hay casas de pobres en todas partes del mundo? Fue un ataque a los negros". Así se refería a la demolición del recordado Medio Mundo, en tiempos de la última dictadura.
Martha Gularte falleció a los 83 años, comprometida con el Barrio Sur, despedida con plumas y tambores. Su memoria fue homenajeada en el Día del Patrimonio de 2007, junto con otras notables mujeres de la cultura afrouruguaya: Lágrimas Ríos y Rosa Luna.
“Il faut sufrir pour être belle” hay que sufrir para ser bella, escuché decir alguna vez. Para Marta Gularte los tacos altos son, simplemente, una extensión de sus privilegiadas piernas. Fueron 50 carnavales en sus 80 fecundos años de vida subida a sus inseparables taco-aguja.
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