jueves, 7 de octubre de 2010

¿Porque la pintura ha sido olvidada ?

Hace muchos años, cuando era un pequeño engendro e iba a la escuela, no había otra cosa que me gustara más que ir al taller de pintura. Todos los viernes nos poníamos la túnica de uso exclusivo para la ocasión, algunos la camisa vieja de algún padre y las maestras nos largaban como ganado para el sótano tuburioso. En aquel entonces me llamaba la atención porque nos alejaban de la civilización escolar y mas tarde comprendí que la pintura no es funcional en un jardín de infantes dedicado totalmente a convertir a los niños en seres fácilmente “escolarizables”, preparatorio de la lectura y especialmente de la escritura. La clase era un tanto aterradora pero enseguidita te acostumbrabas a estar envuelto en paredes sin revocar, con pisos de arena y portland y una maraña de cablerio que te prohibían acercarte porque podías quedarte como el abuelito de Patricio [cuadripléjico]. La maestra era un caso aparte, su túnica tenia manchas de pintura acumuladas por años, llegue a ver pedazos de barro incrustados y resecos camuflados entre el verde el fucsia. Todos mis compañeritos miraban a aquella túnica con envidia, llegamos a tirarnos pintura a propósito pero nunca logramos igualarla. Convengamos que éramos unos mugrientos barbaros, dejábamos las huellas en las paredes y en todo lo que estaba cerca, a las coquetas le metíamos barro en el pelo, los que llevaban los championes blanquitos terminaban multicolores, la consigna era: cuanto más desprolijo, más aceptado. No puedo ni debo pasar por alto la vieja y querida “plasticina”, cuando aparecía en acción nuestros ojitos brillaban de maldad, las manos comenzaban a engrasarse y a pegotearse como Bazooka, era una fiesta!!!. El tema comenzaba a complicarse cuando la maestra “pintora” nos decía “pequeños salvajes hagan con este diminusculo trozo de plasticina lo que mas les guste”, en ese preciso momento recurrimos a nuestro líder (el compañerito Augusto) que sabio como pocos gira su cabeza, observa un objeto y susurra “cenicero”, y la monada esboza una sonrisa y todos hicimos ceniceroooooooooossssss!!!. Y lo propio paso con los floreros, los portaretratos, los soles, las lunas, los lapiceroooosss y estemmm nada mas, pero nadie podía discutirme que no era una verdadera pintora o en su defecto artista plástica. Pasaron 23 años de esta historia y en las escuelas siguen enseñando a hacer ceniceros, floreros, lapiceros, etc., esta forma de enseñanza generó la perdida de la creatividad para convertirla en repetición, contorneo, copia y construcción estereotipada. Es el dibujo de los álbumes para pintar, el de copia igual que la figura, el de pinta igual que la figura y el de…siempre igual que la figura. Me canse de escuchar a niños o adultos decir “no se dibujar”, eso se puede cambiar con una mínima dedicación, motivando al niño en su búsqueda creativa y continuándola en el transcurso de los años. Culmino con la siguiente frase: Potencialmente todos sabemos dibujar.

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