martes, 1 de marzo de 2011

ROSA LUNA Uruguay, 1937 - Canadá, 1993


Rosa Amelia Luna bailarina y vedette del carnaval montevideano. Nació en el Conventillo Mediomundo, sitio emblemático de la comunidad negra del Uruguay. Fue un ícono del carnaval uruguayo y una vedette que se imponía por su fuerte personalidad y su exuberante figura. Fue también coreógrafa. ₁



Rosa Luna tuvo una infancia muy sacrificada, “mientras yo crecía, mi madre enterraba a mis hermanitos que se morían desnutridos. Tenía quince hijos y sólo nos salvamos ocho”. “Tenía que haber ido a la escuela, pero andaba fregando pisos y limpiando la mugre de otros. Salía de una casa y entraba en otra. Las casas eran distintas pero los patrones eran todos iguales. Los tipos te manoseaban, las patronas te exprimían”. Su fugaz experiencia escolar no fue agradable: “la madre de mi compañerita de banco se quejaba a la maestra porque su hija tenía que sentarse al lado de una negra”.

Rosa no negó haber ejercido la prostitución en su juventud. Harta de vejaciones, terminó matando a un “fiolo” que le faltó el respeto, en un incidente que fue famoso porque se produjo en público, en un boliche de la Plaza Independencia. Rosa no estuvo presa "ni diez minutos", según aseguran las crónicas. Una cuestión de justicia y de afecto. Dicen que la ciudad la quería y su determinación le granjeó respeto.

Rosa Amelia comenzó a brillar como bailarina en las comparsas del barrio. Muchos ya predecían un futuro promisorio: quería actuar, además de bailar y era hija de un destacado letrista del Carnaval, el "Fino" Carballo. Más de uno apostaría, no sin razón, que aquella muchacha avasallante tenía mucho para dar.

Desde muy temprana edad se vinculó a la fiesta de momo y a los 14 años debutó en la comparsa Granaderos del Amor. Recordemos que en las comparsas la figura de la vedette se incorporó a partir de los años 40, para luego convertirse en un personaje central de la misma. Con el tiempo formó parte de las agrupaciones Zorros Negros, Morenada, Farándula Negra, Serenata Africana, La Candombera, Piel Morena, Festival Carnavalero, Fantasía Negra, Esclavos de Nyanza, Raíces, Marabunta, Canela y su Barakutanga, Palán Palán y Añoranzas Negras. Y en sus 30 años de salir en carnaval obtuvo más de 20 primeros premios y realizó giras artísticas por Estados Unidos, Australia y algunos países de Europa y Sudamérica. Entre sus ilusiones estaba “conquistar” esos países mediante el ritmo del candombe.



Dejó asentada sus memorias en una autobiografía titulada “Sin tanga y sin tongo”, en donde fiel a su estilo (y como el título lo indica) no calló nada. Allí “a calzón quitado” reflexionó sobre su vida, las dificultades de la comunidad afro descendiente, el carnaval, el país, su política y sus sueños.

De acuerdo a su testimonio, fue la responsable de imponer la modalidad de que la vedette bailase delante de los tambores, como forma de sentir su toque más cerca. Frente a las críticas sobre su paso clásico de candombe, Rosa decía no creer en las coreografías: “yo bailo sin parar, como un boxeador al que le están pegando y no afloja. Muevo mis carnes. Y te puedo asegurar que camino como nadie sobre unos zapatos taco aguja de trece centímetros que me llevan casi al metro noventa.”

El vínculo que la unía con el resto de las vedettes (a las que llamó colegas) fue narrado en su memorias, en especial su relación con la otra mítica Marta Gularte, según sus palabras, su única rival “porque sin proponérmelo iba a robarle de un zarpazo la Corona. Porque los jóvenes deben saber que Marta supo ser la mejor por las décadas del 40 y 50”.

Rosa amaba el carnaval y no podía imaginarse lejos de su público. Proféticamente se preguntaba “¿que será de mi el día que inexorablemente deba dejarlo?,” un “no sé” era su respuesta, como si supiera que jamás iba a poder hacerlo.

En su corazón se alojaba otra gran pasión, el amor por el Club Nacional de Fútbol. Los seguidores del cuadro aún recuerdan aquella figura monumental gritando desbocada en el estadio Centenario, porque como se definía era “una fanática casi enferma… hincha del fútbol, del básquet o la bolita”.

La pluma de distintos artistas la llevó a ser centro de sus canciones, Jaime Roos, Los Olimareños, El Sabalero y Horacio Guarany, entre otros, dedicaron sus temas a la “Eva de ébano”. Rosa también escribió una docena de canciones, algunas grabadas por su voz, otras interpretadas por Lágrima Ríos, Ruben Rada, Horacio Guarany y Cacho Díaz.

Le encantaba escribir y opinar sobre distintos temas y durante casi dos años se desempeñó como columnista del Diario La República. Por otro lado, quienes las conocieron aún la recuerdan colaborando con aquellos que más lo necesitaban.

Los últimos tiempos de su vida la encontraron más serena y plenamente feliz, disfrutando de su compañero Raúl y de su hijo Rulito (quien fuera adoptado por la pareja) y con ganas de ampliar la familia.

Había creado un conjunto llamado La Tribu de Rosa Luna, con el cual realizaba presentaciones por diversos sitios.



En el invierno de 1993, Rosa viajó a Toronto (Canadá) para realizar una serie de actuaciones. El 13 de junio luego de una presentación en ese país, la sorprendió la muerte. A su retorno, miles de uruguayos la esperaban para rendirle homenaje.

Le gustaba definirse “simplemente como una negra candombera”, o lo que era lo mismo, “una mujer que amaba la gente”. Y completaba expresando como una especie de plegaria: “Debes creer en tu raza. Palpitar y vibrar cuando entregues tu danza. Y cantar, y que tu canto sea un canto de esperanza. Si no, no eres candombera”. Rosa contestaba sin titubear la pregunta hipotética sobre la posibilidad de elegir otro destino, afirmaba que en ese caso tomaría el mismo camino, pues tenía en sus “manos una gran fortuna, que quizás poseen millones y millones tal vez envidien. Eso que no se compra se llama cariño. El que nuestro pueblo tiene reservado para no muchos, y que siento permanentemente. Sólo pido que ese cariño me acompañe hasta los últimos de mi vida. Y aún después, cuando a lo lejos se sienta un sonido tenue, pero identificable del tamboril, brote el recuerdo y la imagen de la Rosa Luna o la Negra Rosa que conocieron muchos años después.

Ya consagrada por el publico, se preguntaba en sus memorias acerca de la predestinación de su nombre: “¿estaría indicando una vocación al arte? La rosa es una flor, si pero no una flor cualquiera, es sinónimo de amor y belleza. De ternura cuando se marchita. Aun con espinas perfuman el universo. ¡Y la luna! ¿No ha sido tema de mil poemas que intentan expresar el sentido de los enamorados? ¿Es que existe algo más lindo que el Candombe? ¿Qué el carnaval? ¿Qué nuestro país?”.

Rosa escribió la letra de numerosas canciones como: No calles nunca moreno, Candombera de mi raza, Chás Chás Borocotó, Se viene el candombe, Este es mi país, Recuerdos de mi barrio, Montevideo, Duérmete Rulito, Te saludo Cuareim, África en mi Corazón, entre otras.

Canción para Rosa Luna (Wilson Mesa)

Rosa de los morenos.

Rosa de los tambores. Con pechos gigantescos de carbón y de bronce.
Rosa del carnaval. Flor de los negros que tu raza plantara en el barrio Palermo. Naciste hecha de bronce carbón y calle para alzarte absoluta, potente y frágil. Frágil porque eres sólo flor de los carnavales, cuando Sur y Palermo levantan vuelo y se ponen encima los estandartes.

Y entonces acometes la dura empresa de ser tú misma un estandarte de carne. Un sexual y ostentoso meneo de tambor, un tambor caminando por las calles estrechas de tu feudo, del feudo de los negros.

Y entre sudor y lágrimas de brillantina te hacen bailar los tamborileros, te fecundan de música para parir un sueño . Te sueñan dominante y redentora, te sueñan poseída y poseyendo.

Mientras dure tu esplendor moreno te llevarán al centro de la ronda ritual del carnaval. Después serás recuerdo, como antes fueron la Gularte y la Johnson. Y arriarán tu bandera con respeto.

Ha de surgir una negra sucesora que encienda las hogueras donde se templen las lonjas de las llamadas carnavaleras.

Y tu rosa de luna, la rosa de tu nombre, la luna de tu raza, alumbrará las calles empedradas, los pobres callejones que te vieron pasar bajo los balcones al compás que marcaban con sus manos las oscuras comparsas de tambores.

Rosa de los morenos. Rosa de los tambores. Con pechos gigantescos de carbón y de bronce.
Rosa fue una mujer querida y enormemente popular. Era famosa por su sentido del humor, su fanatismo por Nacional y su fidelidad a Wilson. No claudicó jamás de ninguna de sus pasiones. También tuvo una fuerte vocación social, que la llevó a integrarse a movimientos que trabajaban por los derechos del colectivo afrodescendiente y de las mujeres.

₁El conventillo fue la típica vivienda que había en Montevideo de antaño, se alquilaba por habitaciones, que estaban en torno a un amplio patio, con piletas para lavar y un aljibe. Al principio fue el primer hogar de los inmigrantes recién llegados al país, pero con los años se convirtió en la cuna de las familias afro- uruguayas.

6 comentarios:

  1. cuando se escribe sobre un personaje tan importante de nuestra historia popular... hay que ir a las fuentes, y no andar googleando... Rosa Luna nació en 1937, por eso se festejaron los 80 años... entre otros horrores cometidos...gracias

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    1. Muchas gracias Raúl por el comentario, tus correcciones son muy valiosas. Hace muchos años el maquillaje me vinculó al carnaval y éste a Rosa Luna. Aquella información que fui recabando como uso personal terminó siendo publicada en marzo de 2011 para compartirla. Errores y horrores siempre ha sido con respeto y cariño; siempre estamos aprendiendo. Reitero, gracias por tu aporte y feliz próximo carnaval.

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    2. ARRIBA, se agradece la recordación...abrazo

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  2. Nuestra querida Rosa Luna
    El carval sin ella cambio

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  3. era como mi segunda madre muy amiga de mi mama y mi padrastro,en la decada de los 60 los carnavales de la av 18 de julio y los tablados
    siempre la veiamos muchos recuerdos lindos estuvo en mi casa en bs as con personas muy famosas tomando mate ahora que ya fallecieron los puedo nombrar como el polaco goyeneche y toscanito el que hizo pelota de trapo tantos recuerdo

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  4. Que lindo sería una calle con su nombre!

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